Educación, vínculo y compromiso
Cada sábado de 15 a 18 hs, acompañamos a chicos y chicas de entre 5 y 16 años del Barrio Padre Carlos Mugica (ex Barrio 31), en la Ciudad de Buenos Aires.
Les brindamos apoyo con las tareas escolares y reforzamos su aprendizaje. También jugamos, armamos talleres, compartimos la merienda y, sobre todo, construimos vínculos de amistad y compañerismo que sostienen, alientan y transforman.
También organizamos salidas educativas y recreativas a museos, espacios culturales, deportivos y científicos, para que cada chico y chica pueda conocer nuevos mundos, aprender y disfrutar.
Trabajamos con un enfoque personalizado: cada voluntario/a acompaña a uno o varios chicos durante el año, adaptando lo que hacemos a sus edades, intereses y realidades.
Nos organizamos en bloques: arrancamos todos juntos con una bienvenida, después se trabaja con cada chico o chica y se termina compartiendo una merienda.
Todo lo que hacemos es a pulmón. Sin ayuda externa. Nos sostenemos con las ganas, el compromiso y el corazón de cada persona que se suma.
Nuestra misión
Nuestra misión es acompañar el desarrollo integral de cada niño y niña a través del apoyo escolar, la escucha activa y el juego, brindando herramientas que fortalezcan su aprendizaje, autoestima y crecimiento personal.
Creemos que todos los chicos y chicas merecen oportunidades reales para soñar, aprender y construir un futuro con más libertad y confianza. Por eso, cada sábado, generamos un espacio donde puedan sentirse acompañados, valorados y desafiados a seguir creciendo.


Nuestra visión
Soñamos con un mundo donde ningún chico o chica se quede afuera. Donde no importe de dónde venís, sino que tengas las mismas oportunidades para aprender, crecer y compartir con otros.
Porque el cambio empieza desde lo cotidiano: una tarea que se entiende, una charla sincera, un juego compartido. Desde ahí se transforma todo.
Nuestro enfoque
Trabajamos desde una pedagogía del vínculo y la participación.
Cada encuentro busca respetar los tiempos, necesidades e intereses de cada chico o chica, priorizando la confianza y la continuidad.
No damos clases: acompañamos. No exigimos: motivamos. No enseñamos desde arriba: aprendemos con ellos.
Planificamos nuestras actividades con base en la observación y el trabajo en equipo, evaluando cada sábado cómo mejorar.


Nuestra fuerza
Lo que hacemos es posible gracias al compromiso y la entrega de un grupo de voluntarios y voluntarias que cada sábado se pone al hombro esta tarea.
Somos estudiantes, profesionales, amigos, vecinas. Lo que nos une es la certeza de que con voluntad, organización y empatía se puede acompañar, inspirar y transformar realidades.
Este proyecto es 100% independiente y autogestivo. Lo sostenemos a pulmón, pero con el corazón lleno.